El consumo de drogas constituye en la actualidad un
importante fenómeno social que afecta especialmente a los adolescentes, La
prevalencia del uso y abuso de drogas en la etapa adolescente y adustez temprana son altas, Ante la alta disponibilidad, en la actualidad los
adolescentes tienen que aprender a convivir con las drogas, tomando decisiones
sobre su consumo o la abstinencia de las mismas. El proceso de socialización,
con la familia, amigos, escuela y medios de comunicación es importante en ello.
La percepción de riesgo y los factores de riesgo, junto al ocio, tiempo libre y
vida recreativa, son elementos que debemos considerar para comprender esta
problemática. Los psicólogos tenemos un importante papel que cumplir tanto para
explicar esta compleja conducta como para la puesta en práctica de programas
adecuados y eficaces de prevención y tratamiento.
El
consumo actual de las distintas drogas está claro que es inmensamente superior
al de, por ejemplo, hace 50 años. Hoy las drogas se han generalizado de modo
importante. Los últimos datos disponibles en España, y más fiables, la encuesta
escolar de 1998, realizada por el Plan Nacional sobre Drogas (2000),
representativa a nivel nacional de los jóvenes escolarizados entre 14 y 18 años
de edad, confirma esto. Como podemos observar en la tabla 1, el consumo de
alguna droga en los últimos 12 meses es alta, fundamentalmente el alcohol
(sobre el 80%) seguido del tabaco y del cannabis (entre un 20 y un 30%
dependiendo de los sexos). Y, si se analizan los consumos en los últimos 30
días los datos son preocupantes: un 65.8% alcohol, un 28.3% tabaco, un 17.2%
cannabis, y el resto de las sustancias entre un 1.6 y un 2.4%. Nótese que el
patrón de consumo suele ser el de policonsumidor, de ahí que no podemos sumar
las cifras anteriores, ya que daría más del 100%, y ello sería incorrecto. De
los anteriores datos destacaríamos el alto consumo de alcohol, que en una parte
de los casos van a ser bebidas de alta graduación y en fines de semana, con el
nuevo patrón de consumo que clásicamente se consideraba anglosajón (una alta
ingestión de bebidas alcohólicas en un corto período de tiempo con la
consecuencia en muchos casos de la borrachera), pero que parece que en pocos
años será también el nuestro, a diferencia del estilo de beber
latino/mediterraneo (dosis bajas, habitualmente de vino, todos los días).
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